Parece que el nuevo año 2022 nos ha traído bastantes noches despejadas a los aficionados a la astronomía. El pasado 22 de enero quise aprovechar las 3 horas de margen disponible hasta que la luna saliera por el horizonte, para hacer una sesión de observación de objetos de cielo profundo. La observación, como siempre, la hice desde el Parque Natural de Izki, en unas condiciones meteorológicas que considero que son las óptimas para la zona donde vivimos. La combinación de un anticiclón en las islas británicas y una borrasca en la zona del archipiélago de Madeira hace que a nuestro entorno lleguen vientos suaves, fríos y secos del este y noreste, provenientes del interior del continente. Estas condiciones se tradujeron en una temperatura ambiente de -4ºC, una humedad del 83% (baja para lo que es Álava), una temperatura de fondo de cielo de -34 ºC (señal de poca humedad en altura) y un valor de oscuridad de cielo SQM de 21.1 (el habitual para nuestro lugar de observación).
Nada más montar el telescopio dobson 12” L-JLV y con noche ya cerrada, me dirijo a observar el grupo de galaxias alrededor de NGC-7331. Lo encuentro muy fácilmente a partir de la estrella superior derecha del cuadrado de Pegaso. Tengo especial cariño a este grupo de galaxias desde una noche espectacular que disfruté con el maksutov de 180 mm hace años, y no lo había vuelto a observar hasta hoy. Con el dobson de 300 mm y los oculares de 14 y 8,8 mm (107x y 170x) todo es más sencillo y puedo detectar varias de las galaxias que componen el grupito. De aquí salté al famoso quinteto de Stephan, otro grupo de galaxias débiles que quedan muy cerca. Me pareció más complicado, pero rápidamente cayó alguna de ellas. Como éste no era el objetivo principal de la noche, y esta zona del cielo se estaba metiendo muy rápidamente en el hongo de luz de Vitoria-Gasteiz, decidí apuntar el telescopio a M-77, galaxia espiral situada en Cetus. La última vez que la visité, la noche del 30 de diciembre, el seeing pésimo que había no me permitió sacar ningún detalle, pero esta vez las condiciones eran diferentes. El seeing esta noche era bastante bueno y pude apreciar el comienzo de los brazos espirales a cada lado del núcleo galáctico, muy brillante, por cierto. La mejor visión de este objeto me la dio el ocular de 8.8 mm. Me pareció apreciar que los brazos se alargaban en dirección perpendicular a una estrella cercana de magnitud 10.8, lo cual pude corroborar al día siguiente en fotografías que encontré en internet.
Tras estos objetos y antes dirigirme al objetivo principal de la noche, me detuve a observar M79, que es un cúmulo globular en Lepus. Nunca había observado nada en esta constelación, pero me pareció muy resultón. Se resuelve bien con el ocular de 8.8 mm (170x).
Ahora sí, me dirijo decidido al OBJETO CON MAYÚSCULAS del cielo invernal: la nebulosa de Orión o M-42. Llevaba preparado el plano “topográfico” de esta nebulosa, de nuestro querido maestro Patricio Dominguez “Arbacia” (http://www.astrosurf.com/patricio/DS/M42-topografia.htm), para hacer una disección de este objeto e ir marcando las zonas o rasgos principales visibles con un telescopio de esta apertura desde mi lugar de observación.
Estuve una hora larga centrado en este objeto y tomando notas sobre el plano. Utilicé el binoviewer equipado con dos oculares zoom de Baader para poder adentrarme o alejarme en la nebulosa y poder apreciar detalles concretos o bien estructuras generales de la nebulosa. Entre los detalles observados me gustaron especialmente la zona de M-43 (nunca había reparado en los detalles que se pueden apreciar aquí), la denominada Nebula Oblongata y la barra oscura que la separa de Proboscis Maior, que por cierto es el rasgo más netamente marcado de la zona periférica de la nebulosa. La zona central, denominada Regio Huygheniana, es simplemente espectacular, con muchísimos jirones de nebulosidad por doquier. Entre los detalles más sutiles, me llamó la atención el entrante oscuro de Sinus Gentili, y el entrante brillante de Pons Schroeteri. Éste último me pareció un poco complicado de observar, siendo necesario para ello retirar el binoviewer y poner el ocular de 8,8 mm y el filtro nebular NPB.
Este objeto es realmente hipnótico y te puedes tirar horas literalmente sacando detalles por aquí y por allá. Dejo por aquí las notas que tomé sobre el plano de M-42, aunque he de decir que la nebulosidad de este objeto se extiende más allá de los límites del mapa:
Tras la nebulosa de Orión, y hasta la salida de la Luna, me dediqué a observar otros objetos como M78 y parte del bucle de Barnard, o la Nebulosa Roseta (NGC 2237). Buscando objetos por la zona Este de Géminis, de casualidad llegué a la nebulosa NGC2174 o nebulosa Cabeza de Mono. ¡No me explico cómo se le pasó a Messier!! Es brutal con el NPB y el 14 mm (107x) equipado con el filtro NPB. Es muy grande, aproximadamente circular y uniforme excepto por un entrante oscuro en uno de sus extremos. Me pareció una de las nebulosas más bonitas que he visto. Aquí va una fotografía de nuestro compañero Jesús García:
Antes de que saliera la Luna, pude inmortalizar la sesión de observación con el móvil. No deja de sorprenderme que hoy en día se puedan hacer fotos del cielo estrellado con un móvil sencillo.
David Sedano